Por propia experiencia todos hemos comentado alguna vez lo contagiosos que son los bostezos, per no ha sido hasta ahora cuando ha podido darse una explicación científica a este fenómeno.
Dependiendo del grupo de animales considerado, el bostezo puede originarse por fatiga, estrés, aburrimiento, o por un cambio de actividad, como por ejemplo despertarse o acostarse, señala una de las coautoras del artículo publicado en PLosOne.
Según los investigadores que han llevado a cabo este estudio (miembros del Museo de Historia Natural de la Universidad de Pisa y Instituto de Ciencias y Tecnologías Cognitivas del Consejo Nacional de Investigación de Italia), el bostezo presenta un contagio emocional, y se produce entre dos personas que comparten un lazo empático, como familiares y amigos. En humanos, se calcula que el bostezo suele provocar otro en menos de cinco minutos.
Para realizar este estudio, se muestreó a más de 100 individuos, durante 12 meses, en diferentes situaciones: trabajando, durante las comidas y viajando. Los sujetos estudiados eran de diferentes nacionalidades, y con grados de relación diferentes (conocidos, amigos, familiares y desconocidos).
Entre los datos obtenidos, los autores del trabajo destacan que la tasa de contagio disminuye cuanto más lejanos o desconocidos sean los sujetos, así, la mayor respuesta fue la de los familiares, a continuación los conocidos y por último los desconocidos. Además, el tiempo que tardaba en responderse al bostezo de la primera persona, es menor en amigos y familiares que en desconocidos.
Según explica E. Visalberghi, los resultados están basados en distintos indicios neurobiológicos obtenidos anteriormente, donde se ha visto que algunas zonas encefálicas activadas durante la percepción del bostezo se solapan con otras implicadas en el procesamiento emocional.