Sueño
Los sueños se caracterizan por su extraña mezcla entre las vivencias cotidianas y las situaciones más bizarras.
¿Por qué nuestros cerebros viajan y por qué contienen esos extravagantes giros y en las historias que soñamos?
Los neurocientíficos y psicólogos han hecho recientemente grandes progresos en la comprensión de la forma en que el cerebro construye nuestros sueños, y los factores que determinan las curiosas historias que los conforman. A muchos nos habrá sucedido que, a pesar de despertarnos sobresaltados por nuestro sueño, olvidamos su contenido en unos instantes, de ahí lo dificultoso del estudio de este efímero estado mental.
Los numerosos estudios del sueño que se han llevado a cabo con individuos a los que se les despierta en varias ocasiones a lo largo de la noche, o tras una noche de sueño continuado, y se les hacen una serie de cuestiones. En rasgos generales, esto ha llevado a definir los sueños como películas mudas (sólo con “trazas” de sonidos). Y aún es más raro poder disfrutar de los sentidos del gusto, el olfato y el tacto, que aparecen muy raramente. «Los sueños de la gente parecen ser más similares que diferentes», dice Mark Blagrove la Universidad de Swansea (Reino Unido). Eso sugiere que los símbolos comunes en los sueños puede representar ansiedades y deseos compartidos, pero los intentos de encontrar sentido y significado a las escenas que soñamos han sido decepcionantes, ya que no existe un diccionario donde comprobar el significado de los sueños.
Un enfoque más fructífero ha sido analizar la actividad cerebral durante el sueño en busca de pistas sobre cómo se realizan nuestros sueños. De particular interés es la idea de que el sueño ayuda a consolidar la memoria para su posterior recuperación. Después de la primera grabación de un evento en el hipocampo – que puede ser pensado como la prensa de impresión de la memoria humana – el cerebro a continuación, transfiere su contenido a la corteza cerebral, donde se presenta el recuerdo para almacenamiento a largo plazo. Esto ha llevado a algunos psicólogos, incluyendo Blagrove, a sospechar que ciertos elementos de la memoria pueden aparecer en nuestros sueños como las diferentes piezas de información se transmiten a través del cerebro.
En el estudio de los diarios de los participantes sobre hechos reales y su comparación con los registros de sus sueños, los equipos de investigación han descubierto que los recuerdos entran en nuestros sueños en dos etapas separadas:
– primero “flotan” en nuestra conciencia en la noche después de que haya sucecido el evento en sí, lo que podría reflejar la grabación inicial de la memoria, y luego,
– vuelven a aparecer entre cinco y siete días más tarde, lo que puede ser un signo de la consolidación.
Si bien nuestras sinapsis pueden cimentar una memoria en su fase de consolidación, el cerebro dormido también forja vínculos a otras partes de su autobiografía mental, lo que le permite ver las asociaciones entre diferentes eventos. Esto podría sacar a relucir viejos recuerdos que aparecen en nuestros sueños, que a su vez podría explicar por qué a menudo soñamos con gente y lugares que no hemos visto o visitado durante meses o incluso años. También podría estar detrás de esos extraños casos de identidad equivocada durante el sueño, cuando los objetos o las personas pueden parecer una cosa, pero asumir otra forma o naturaleza, dice Patrick McNamara de la Northcentral University (Prescott Valley, Arizona).
El 33% de los sueños contienen elementos extraños imposibles en la vida cotidiana. Nuestros sueños son más que una colección de personajes y objetos. Al igual que las películas o las novelas, cuentan sus historias en muchos estilos diferentes, nuestras corrientes emocionales parecen ser la fuerza que guía aquí. Ernest Hartmann, psiquiatra de la Universidad de Tufts (Medford, Massachusetts), ha estudiado los diarios de sueños de personas que han sufrido recientemente una dolorosa experiencia personal. Él encontró que son más propensos a tener sueños particularmente vívidos que se centran en una sola imagen central, en lugar de una narrativa serpenteante. Estos sueños son más memorables que los de otros tiempos, más plácidos.
¿Por qué nuestras emociones conducen nuestros sueños de este modo?
Hartmann sospecha que esto también podría reflejar los procesos subyacentes de memoria. Tal vez las imágenes intensas son una indicación de lo que es un proceso difícil, la integración de un evento traumático con el resto de nuestra autobiografía. El resultado puede ayudarnos a llegar a un acuerdo con ese evento. «Creo que tiene un nuevo trauma menos traumático», dice Hartmann, aunque él admite que su hipótesis es difícil de probar.
Según señala McNamara, no existe un consenso en cuanto al papel que juega el sueño en el establecimiento de la memoria, y si es imprescindible para que los recuerdos sean almacenados correctamente.
El ambiente que nos rodea, los olores, la tecnología, la televisión, los videojuegos y demás afectan al modo en que soñamos. Ya en el siglo 19, Hervey de Saint-Denys, un investigador del sueño, encontró que ciertos olores pueden dirigir sus sueños. Para evitar que sus propias expectativas enmascararan los resultados de este experimento, le pidió a un empleado rociar unas gotas de perfume al azar en su almohada mientras dormía. Efectivamente, se encontró con que condujo a sus sueños a los eventos asociados con ese olor particular. De manera más general, los estudios recientes confirman que los olores dulces pueden llevarnos a tener emociones positivas en nuestros sueños.
Y, a todo esto, un adulto debería dormir entre 7 y 9 horas cada noche, así que ¡buenas noches y dulces sueños!.
Post relacionado: